El
Odio y el Perdón.
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El
Odio y el Perdón en la salud, en la familia y en nuestro entorno.
Buenos
días, considerando que un día se conforma de 24 horas, en éste
momento quiero agradecerte por el tiempo que compartes al estar
conmigo leyendo el desarrollo de este tema que trato y escribo con mi
mas profundo respeto y cariño hacia ti.
Hablar
del Odio y el Perdón pareciera que es una encomienda algo complicada
y que tal vez requieran de ser tratados por separado cada uno de
ellos en un libro. Tal vez así sea, por hoy, mi intención es tratar
de compartir contigo un poquito sobre cómo el Odio y el Perdón son
dos componentes que afectan o intervienen enormemente en la salud, en
la familia y en nuestro entorno.
Si
entendemos que el Odio es un profundo sentimiento, en el ser,
de antipatía, enojo, disgusto, enemistad, repulsión o aversión
hacia una persona, cosa, situación o fenómeno y que incluye el
intenso deseo en el ser de evitar, limitar o destruir al fenómeno,
situación, cosa o persona que lo provoca. Se trata entonces de un
sentimiento negativo, arraigado y basado en el miedo y por
consiguiente en la baja autoestima del ser y por ello es que desea el
mal y la destrucción para el sujeto u objeto odiado.
El
odio es una intensa sensación de desagrado. Se puede presentar en
una amplia variedad de contextos, desde el odio de los objetos
inanimados o animales, al odio de uno mismo u otras personas, grupos
enteros de personas, la gente en general, la existencia, la sociedad,
o todo.
En
el área del psicoanálisis, Sigmund Freud define el odio como un
estado del yo interior que desea destruir la fuente de su
infelicidad; por consiguiente al no conseguirlo inicia el proceso de
autodestrucción del cuerpo físico y emocional del ser, de la familia y del entorno y éste se vé reflejado como enfermedades
desde leves hasta mortales.
De
cuerdo a esto y sin así notarlo o darse cuenta el ser que desarrolla
en su yo interior éste sentimiento, llamado “Odio”, lo lleva
invariablemente y de forma directa a la autodestrucción de si mismo,
a la pérdida de la salud de su familia y del entorno que lo rodea de
diferentes maneras y formas, presentándose en muchos casos algunas
de ellas “aparentemente” sin ninguna relación a su sentimiento
de odio. Inclusive muchas personas ni siquiera nos damos cuenta de
que tenemos o albergamos de forma inconsciente este sentimiento de
odio en lo mas profundo de nuestro ser interior y que es culpable al
menos de una o varias de nuestras alergias como mínimo.
Por
consiguiente el odio no es de ninguna forma justificable desde el
punto de vista racional del ser interior porque atenta contra la
salud del cuerpo celular y emocional del ser, de la familia y del
entorno.
Uno
de los síntomas más claros, como ejemplo enunciativo pero no
limitativo, de odio consciente o inconsciente es la crítica o la
expresión hablada o corporal con la intensión de menospreciar o
herir la autoestima del ser a quien se señala o dirige dicha acción.
Considerando
lo anteriormente dicho, entonces, el saber encausar adecuadamente el
odio y dejar de sentirnos enojados o de guardar rencor en nuestro
interior nos ayudará a estar más calmados, y nuestro cuerpo celular
mejorará hasta llegar a la sanción de nuestra salud, la de nuestra
familia y nuestro entorno permitiéndonos así ser más felices día
a día.
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Por
otro parte sabemos que el Perdón es el acto por el que
una persona perdona a otro una acción considerada como ofensa,
renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o
restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro,
de modo que las relaciones entre ofensor y ofendido no queden
afectadas o queden menos afectadas. El perdonante no "hace
justicia" con su concesión del perdón, sino que renuncia a la
justicia y al odio al renunciar a la venganza, o al justo castigo o
compensación, en aras de intereses superiores tales como la salud
propia, la familia y la de nuestro entorno.
El
perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida, sino
que debe considerarse como aprendizaje para evitar volver a ser
afectado por la misma ofensa.
Ahora
bien, entendemos que obviamente el perdón es un beneficio para el
perdonado, aunque debemos estar conscientes que el beneficio más
grande de perdonar és y será siempre para el que otorga el perdón,
debido a que al perdonar y perdonarse evita la descomposición de su
salud física y emocional, la de su familia y la del entono en que
vive. Como escribí antes y repito nuevamente: “Saber encausar adecuadamente el odio y dejar de sentirnos enojados o de guardar
rencor en nuestro interior nos ayudará a estar más calmados,
nuestro cuerpo celular mejorará hasta llegar a la sanción de
nuestra salud, la de nuestra familia y nuestro entorno permitiéndonos
así ser más felices día a día”.
¡Qué
difícil nos resulta, a la mayoría, el entender y asimilar estas
ideas como una realidad!.
Ahora
bien, Perdonar y aceptar a los demás como ellos son, tanto como
perdonarme y aceptarme a mí mismo tal y como soy, pareciera por
momentos ser algo imposible de realizar para la mayoría de los seres
humanos, ya que dentro de cada uno de nosotros existe una profunda
negación que nos impide ser felices y vivir y morir sanos, que nos
impide entender nuestro papel en este plano material.
El
no perdonarnos ni perdonar es porque No existe aceptación
de ninguna índole ni hacia nosotros mismos ni hacia los demás y es
por ello que - entre muchas otras cosas - las relaciones familiares y
de pareja fracasan, las personas discuten, pelean, se agreden, se
quitan la vida y es por ello también que cuando nos miramos al
espejo, vemos algo en nosotros mismos que no queremos ver, que nos
negamos profundamente consciente o inconscientemente y pasamos
nuestra vida sufriendo y gastando nuestra energía intentando ser o
parecernos a algo que no somos y que tal vez nunca lograremos ser.
La
no aceptación es la norma que nos rige. El odio y el rencor
que sentimos hacia nosotros mismos y hacia los demás, gobierna
nuestra vida. Vivimos vidas miserables porque simplemente queremos
que todo lo demás sea algo que ni siquiera nosotros mismos somos.
Demandamos, criticamos y exigimos perfección a los otros cuando
nosotros mismos estamos colmados de defectos, errores y
equivocaciones.
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Y
¿porqué no perdonar al otro?, ¿porqué no perdonarnos a nosotros
mismos?, ¿porqué no aceptar al otro?, ¿porqué no aceptarnos a
nosotros mismos tal y como somos, tal y como ellos son?. ¿No sería
esto acaso lo mejor para nosotros?
Con
toda certeza y confianza en mi mismo te confirmo que cuando acepto mi
realidad y la del otro, las enfermedades, el sufrimiento, la lucha,
la desesperación y la desesperanza comienzan a ceder y por
consiguiente a desaparecer, y cuando todo eso desaparece, entonces la alegría, la felicidad y la magia de la vida comienza a nacer, a
surgir aún en las cosas más pequeñas e insignificantes en nuestro
cuerpo físico y emocional, en nuestra familia y en nuestro entorno.
Como
conclusión déjame decirte que si es tu deseo y decisión buscar
perdonarte y perdonar a aquello que consciente o inconscientemente
odiamos y no encuentras la guía adecuada o lo haz intentado pero aún
no haz logrado el objetivo real y verdadero de perdonarte y perdonar,
cosa que parece difícil, pero con dedicación de tu parte te
confirmo que NO lo es, y si sientes un poco de
confianza en que te puedo guiar para conseguir que logres este objetivo en ti mismo, y si estás dispuesto a abrirte con fé en tí
mismo, constancia y dedicación a despertar tu poder interior, y si
así es, entonces con toda confianza contactame y te guiaré hasta
que lo consigas y así estarás volviendo al renacimiento de la vida
y la salud tanto a tu cuerpo celular como a la familia y todo tu
entorno.
Por
hoy, con absoluto respeto y todo mi cariño, ésta es mi aportación
para ti. ¡Sonríe y sé feliz!
Familia,
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