miércoles, 10 de agosto de 2016

El Odio y el Perdón.




El Odio y el Perdón.

vida en pareja
El Odio y el Perdón en la salud, en la familia y en nuestro entorno.

Buenos días, considerando que un día se conforma de 24 horas, en éste momento quiero agradecerte por el tiempo que compartes al estar conmigo leyendo el desarrollo de este tema que trato y escribo con mi mas profundo respeto y cariño hacia ti.

Hablar del Odio y el Perdón pareciera que es una encomienda algo complicada y que tal vez requieran de ser tratados por separado cada uno de ellos en un libro. Tal vez así sea, por hoy, mi intención es tratar de compartir contigo un poquito sobre cómo el Odio y el Perdón son dos componentes que afectan o intervienen enormemente en la salud, en la familia y en nuestro entorno.

Si entendemos que el Odio es un profundo sentimiento, en el ser, de antipatía, enojo, disgusto, enemistad, repulsión o aversión hacia una persona, cosa, situación o fenómeno y que incluye el intenso deseo en el ser de evitar, limitar o destruir al fenómeno, situación, cosa o persona que lo provoca. Se trata entonces de un sentimiento negativo, arraigado y basado en el miedo y por consiguiente en la baja autoestima del ser y por ello es que desea el mal y la destrucción para el sujeto u objeto odiado.

El odio es una intensa sensación de desagrado. Se puede presentar en una amplia variedad de contextos, desde el odio de los objetos inanimados o animales, al odio de uno mismo u otras personas, grupos enteros de personas, la gente en general, la existencia, la sociedad, o todo.
En el área del psicoanálisis, Sigmund Freud define el odio como un estado del yo interior que desea destruir la fuente de su infelicidad; por consiguiente al no conseguirlo inicia el proceso de autodestrucción del cuerpo físico y emocional del ser, de la familia y del entorno y éste se vé reflejado como enfermedades desde leves hasta mortales.

De cuerdo a esto y sin así notarlo o darse cuenta el ser que desarrolla en su yo interior éste sentimiento, llamado “Odio”, lo lleva invariablemente y de forma directa a la autodestrucción de si mismo, a la pérdida de la salud de su familia y del entorno que lo rodea de diferentes maneras y formas, presentándose en muchos casos algunas de ellas “aparentemente” sin ninguna relación a su sentimiento de odio. Inclusive muchas personas ni siquiera nos damos cuenta de que tenemos o albergamos de forma inconsciente este sentimiento de odio en lo mas profundo de nuestro ser interior y que es culpable al menos de una o varias de nuestras alergias como mínimo.

Por consiguiente el odio no es de ninguna forma justificable desde el punto de vista racional del ser interior porque atenta contra la salud del cuerpo celular y emocional del ser, de la familia y del entorno.

Uno de los síntomas más claros, como ejemplo enunciativo pero no limitativo, de odio consciente o inconsciente es la crítica o la expresión hablada o corporal con la intensión de menospreciar o herir la autoestima del ser a quien se señala o dirige dicha acción.

Considerando lo anteriormente dicho, entonces, el saber encausar adecuadamente el odio y dejar de sentirnos enojados o de guardar rencor en nuestro interior nos ayudará a estar más calmados, y nuestro cuerpo celular mejorará hasta llegar a la sanción de nuestra salud, la de nuestra familia y nuestro entorno permitiéndonos así ser más felices día a día.

Vida en pareja
Por otro parte sabemos que el Perdón es el acto por el que una persona perdona a otro una acción considerada como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor y ofendido no queden afectadas o queden menos afectadas. El perdonante no "hace justicia" con su concesión del perdón, sino que renuncia a la justicia y al odio al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras de intereses superiores tales como la salud propia, la familia y la de nuestro entorno.

El perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida, sino que debe considerarse como aprendizaje para evitar volver a ser afectado por la misma ofensa.

Ahora bien, entendemos que obviamente el perdón es un beneficio para el perdonado, aunque debemos estar conscientes que el beneficio más grande de perdonar és y será siempre para el que otorga el perdón, debido a que al perdonar y perdonarse evita la descomposición de su salud física y emocional, la de su familia y la del entono en que vive. Como escribí antes y repito nuevamente: “Saber encausar adecuadamente el odio y dejar de sentirnos enojados o de guardar rencor en nuestro interior nos ayudará a estar más calmados, nuestro cuerpo celular mejorará hasta llegar a la sanción de nuestra salud, la de nuestra familia y nuestro entorno permitiéndonos así ser más felices día a día”.

¡Qué difícil nos resulta, a la mayoría, el entender y asimilar estas ideas como una realidad!.

Ahora bien, Perdonar y aceptar a los demás como ellos son, tanto como perdonarme y aceptarme a mí mismo tal y como soy, pareciera por momentos ser algo imposible de realizar para la mayoría de los seres humanos, ya que dentro de cada uno de nosotros existe una profunda negación que nos impide ser felices y vivir y morir sanos, que nos impide entender nuestro papel en este plano material.

El no perdonarnos ni perdonar es porque No existe aceptación de ninguna índole ni hacia nosotros mismos ni hacia los demás y es por ello que - entre muchas otras cosas - las relaciones familiares y de pareja fracasan, las personas discuten, pelean, se agreden, se quitan la vida y es por ello también que cuando nos miramos al espejo, vemos algo en nosotros mismos que no queremos ver, que nos negamos profundamente consciente o inconscientemente y pasamos nuestra vida sufriendo y gastando nuestra energía intentando ser o parecernos a algo que no somos y que tal vez nunca lograremos ser.

La no aceptación es la norma que nos rige. El odio y el rencor que sentimos hacia nosotros mismos y hacia los demás, gobierna nuestra vida. Vivimos vidas miserables porque simplemente queremos que todo lo demás sea algo que ni siquiera nosotros mismos somos. Demandamos, criticamos y exigimos perfección a los otros cuando nosotros mismos estamos colmados de defectos, errores y equivocaciones.

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Y ¿porqué no perdonar al otro?, ¿porqué no perdonarnos a nosotros mismos?, ¿porqué no aceptar al otro?, ¿porqué no aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, tal y como ellos son?. ¿No sería esto acaso lo mejor para nosotros?

Con toda certeza y confianza en mi mismo te confirmo que cuando acepto mi realidad y la del otro, las enfermedades, el sufrimiento, la lucha, la desesperación y la desesperanza comienzan a ceder y por consiguiente a desaparecer, y cuando todo eso desaparece, entonces la alegría, la felicidad y la magia de la vida comienza a nacer, a surgir aún en las cosas más pequeñas e insignificantes en nuestro cuerpo físico y emocional, en nuestra familia y en nuestro entorno.

Como conclusión déjame decirte que si es tu deseo y decisión buscar perdonarte y perdonar a aquello que consciente o inconscientemente odiamos y no encuentras la guía adecuada o lo haz intentado pero aún no haz logrado el objetivo real y verdadero de perdonarte y perdonar, cosa que parece difícil, pero con dedicación de tu parte te confirmo que NO lo es, y si sientes un poco de confianza en que te puedo guiar para conseguir que logres este objetivo en ti mismo, y si estás dispuesto a abrirte con fé en tí mismo, constancia y dedicación a despertar tu poder interior, y si así es, entonces con toda confianza contactame y te guiaré hasta que lo consigas y así estarás volviendo al renacimiento de la vida y la salud tanto a tu cuerpo celular como a la familia y todo tu entorno.

Por hoy, con absoluto respeto y todo mi cariño, ésta es mi aportación para ti. ¡Sonríe y sé feliz!

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